Prólogo de Michael Cohen

Este libro es el producto de una colaboración entre el Observatorio Latinoamericano (OLA) de la New School University de Nueva York, el Programa Bicentenarios de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, y el Centro de Estudios del Patrimonio de la Universidad Central de Chile. Creado por la New School en el año 2006, el OLA tiene tres objetivos: observar y estudiar los procesos políticos, económicos y culturales contemporáneos en América Latina, establecer relaciones y colaboraciones entre instituciones e individuos latinoamericanos con instituciones norteamericanas, y movilizar recursos para este propósito. El OLA está alojado dentro del Graduate Program in International Affairs de la New School, una maestría multidisciplinaria que tiene 400 estudiantes de 62 países. Desde su fundación en el año 2001 se han graduado 600 estudiantes. El OLA tiene dos programas principales: Building Latin American Bicentennials y Latin America on the Move. El primero es un programa de investigación y difusión, mientras que el segundo invita figuras públicas latinoamericanas a Nueva York a presentar el pensamiento actual sobre los temas que abordan los países dentro de la región.

Esta colaboración tripartita buscó evaluar el nivel de interés académico y público en las conmemoraciones de la independencia de España de varios países latinoamericanos. El instrumento de esa evaluación fue una Convocatoria Internacional de ensayos y audiovisuales que fue lanzada en el año 2008 y llevó a una conferencia internacional realizada en Nueva York en febrero del año 2009, en la que se reunieron los autores de los trabajos premiados. Estos trabajos y aquellos que recibieron menciones honoríficas están incluidos en este volumen editado por Margarita Gutman y Rita Molinos, quienes guiaron este proceso en su totalidad.

Los ensayos de este libro incluyen análisis sobre el significado de las conmemoraciones centenarias y sobre los eventos preparados para celebrar los bicentenarios. Estos últimos fueron inicialmente difíciles de identificar y luego fueron fuertemente influenciados por la crisis económica global de 2008, y su considerable impacto fiscal, económico y social en América Latina. De todos modos, la gran respuesta regional y de hecho global a este llamado alcanzó un total de 175.000 visitas (hits) en el sitio de internet del OLA en un período de cuatro meses, cuando la convocatoria internacional fue lanzada. Esto sugiere un fuerte interés latente en el Bicentenario en la región, incluso cuando los gobiernos en sí no parecían estar organizando grandes programas conmemorativos.

Los capítulos de este libro demuestran que la conmemoración es un proceso complicado y multidimensional en el cual la historia, la memoria, los valores y las formas de representación juegan roles centrales. El imaginario de las celebraciones centenarias está todavía muy vivo en la región latinoamericana, actualizando los logros positivos en la construcción del Estado. No obstante, algunos de los ensayos insinúan el hecho de que el centenario fue además un proceso excluyente en sí mismo, particularmente para los aborígenes y los pobres en muchos países latinoamericanos. Esta realidad ha continuado a lo largo del segundo siglo de independencia en la cual la exclusión y los altos niveles de desigualdad persisten en todos los países latinoamericanos. Esto explica lo que Pablo Solón Romero, embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, recordó en la conferencia en Nueva York, que los pueblos originarios en su país aún están esperando por una verdadera independencia.

Proyectos académicos de envergadura como este demuestran una diversidad de visiones y múltiples significados del Bicentenario en sí mismo. Sin embargo, este libro representa un esfuerzo útil para colaborar con una conversación regional necesaria sobre la historia de la región, y para demostrar que, a pesar de las diferencias históricas nacionales, los países comparten muchos elementos sobre el modo en que los estados y las sociedades nacionales fueron fundadas, sobre su presente y sobre su proyecto de futuro.

 

Prólogo de Jaime Sorín

Cuando nos propusimos llevar adelante una convocatoria que contribuyera a pensar las conmemoraciones bicentenarias en el contexto de la globalización, lejos estábamos de suponer que tan rápidamente se desplazarían los ejes alrededor de los cuales se desarrollaron la mayoría de los ensayos.

No podíamos entonces más que proponer una discusión que incorporara la utopía del encuentro entre las viejas maneras del centenario oligárquico y una América Latina con gobiernos democráticos que configuraban un panorama regional de signo absolutamente opuesto y esperar a que se recogiera el desafío que estábamos planteando.

Frente a la crisis en que ha entrado el modelo de acumulación capitalista de las últimas décadas, en América Latina se vive un momento de excepcionalidad, una anomalía que la distingue del resto y que permite pensar el aniversario desde otro lugar.

Deberíamos preguntarnos si los modos de pensar que se instalaron como pensamiento único siguen sirviendo para estos momentos del mundo; qué pasa con las interpretaciones que recorren los medios de comunicación y las academias buscando solución a los problemas económicos y financieros sin sumergirse en las fuentes políticas e ideológicas que están en la base de este giro de la situación mundial.

Ya no hay espacio para escribir la historia desde la avejentada visión única de los poderosos, y los bicentenarios se acercan, molestos y sin dejar lugar a propuestas de sosiego de conciencias moralizantes.

Los trabajos que tuvimos oportunidad de analizar comparten, en general, una metodología de abordaje descriptiva de los hechos del primer Centenario y no arriesgan con el segundo. Esto hace que mantengan su interés como testimonio del pasado y dejen abierto el desafío para enfrentar el futuro con nuevos lenguajes dando lugar a las voces de la crítica y al horizonte de la emancipación.

¿Desde dónde abordar, cabe preguntarnos entonces, los legados de la historia para la construcción de esta nueva América Latina que nos espera en el siglo XXI? ¿Cómo incluimos en nuestra indagación lo invisible que se empecina en reaparecer permanentemente, esas voces que solo se evidencian cuando, a contrapelo de los relatos oficiales, rompemos la supuesta linealidad de la historia?

El Centenario se construyó sobre el relato tranquilizador del país de las mieses y las carnes, sobre la tradición de la mirada sarmientina que nos llevaba a elegir entre la civilización y la barbarie, un espacio mítico con una identidad colectiva sin fisuras.

Al Bicentenario llegamos después de las dictaduras de la década de 1970 que nos desolaron con sus crímenes –en muchos lugares aún impunes– y de las políticas no menos ruinosas de los años noventa; con la secuela de la destrucción de la democracia y del Estado, del espacio público y del pensamiento colectivo.

El entrecruzamiento de estos caminos recorridos pone en cuestión nuestro destino futuro, ubicándonos en el lugar de la utopía siempre presente en los diversos relatos que intentaron legitimar desde lo simbólico-cultural las nacientes identidades nacionales y regionales. Destino que incluye indefectiblemente hablar todos esos lenguajes juntos, incluyendo los de un pasado que sigue reclamando por un presente sin olvidos ni olvidados.

Un Bicentenario que inicie la senda de la reparación, en nuestro caso desde un lenguaje que incorpore definitivamente la justicia y la igualdad a la utopía de la república y la democracia.